sábado, 17 de julio de 2010

El Encuentro


Cientos de enormes hojas secas cubrían mi cuerpo cuando una tarde desperté y me encontré tirado en el suelo en medio de una calle polvorienta y de aspecto abandonado, un lugar desconocido, una excesiva humedad en el ambiente perturbaba mi cabeza, sentía que me congelaba la garganta evitando que pronunciara una sola palabra, desconcertado comencé a caminar sin dirección por aquel lugar sombrío, apenas podía ver las siluetas de los árboles que rodeaban el camino por donde andaba, una luna menguante revelaba en el cielo diversas nubes negras e imponentes relámpagos alumbraban mi andar, como si una fuerte tormenta estuviera a punto de caer. Ráfagas interminables de viento golpeaban mí rostro cuando de pronto sentí como si una energía extraña entraba y me recorría entero, se apoderara de mí voluntad y de mis pensamientos, sin darme cuenta quedé inmóvil, seguido por un gran escalofrío que estremeció todo mi cuerpo, esa extraña sensación no era más que un profundo miedo al ver tirado en el suelo el cuerpo de un hombre por lo que observaba había sido golpeado fuertemente, tenia cientos de heridas y casi desnudo con sus ropas rasgadas rodeado por una laguna de sangre fresca que evidenciaban la terrible muerte que había tenido.

Por un instante controlé mis miedos y dirigí la mirada hacia aquel pobre hombre y mientras me acercaba hacia él pensaba… ¿cómo habría venido a parar a este lugar? ¿Cuánto tiempo llevaría ahí tirado? ¿Qué hizo en su vida para merecer un final tan miserable?, tampoco pude evitar reflexionar sobre lo frágil que somos los seres humanos y como de un momento a otro la vida que conocemos y todos los seres a nuestro alrededor se pueden desvanecer para siempre y quedar únicamente en la mente de quien nos ha conocido o lo corta que puede llegar a ser la vida para algunos que no saben apreciarla gastando cada minuto en asuntos banales y sin sentido o bien deciden ponerle fin antes de tiempo agobiados por la terrible vida a la cual han sido condenados por los infortunios de este mundo, sin embargo todo ese cúmulo de pensamientos fueron sacudidos de mi cabeza de una forma precipitada hasta dejarme aturdido frente a lo que mis ojos estaban observando, descubrí horrorizado que aquel hombre ensangrentado y sin vida no era otro más que mi propio cuerpo.

Invadido por el miedo retrocedí lentamente unos cuantos pasos tratando de asimilar lo que estaba presenciando, por un largo momento no pude cerrar mis ojos y estos se pusieron rojos. Mi boca se secó, palabras y gritos ya no pudieron salir de ella. Una gran desesperación me invadió y llevé las manos sobre mi cabeza, bajé la mirada y de rodillas caí vencido. Lágrimas comenzaron a brotar de mis enrojecidos ojos, mi rostro se puso pálido. No sé cuánto tiempo estuve en ese estado, inmóvil sin poder pensar. Las miles de lágrimas derramadas se fueron mezclando con la sangre y en ese momento noté con asombro como ambas comenzaban a fluir sobre las hojas hasta ser absorbidas totalmente por la tierra, yo seguía de rodias, apenas respirando y observando atentamente lo que sucedía a mí alrededor.

Un gran silencio y una aparente calma invadieron aquel solitario lugar en el cual el universo y sus infinitas fuerzas naturales decidieron traerme esta noche, las ráfagas de viento aun balanceaban fuertemente a los arboles y las hojas iban de un lado hacia otro y golpeaban mi cuerpo, pero por alguna extraña razón yo no escuchaba absolutamente nada, ni el ruido de una rama cayendo de un árbol, ni el sonido de mis propias pisadas en el suelo. Sabía que nada tenía sentido en ese sitio, como pude comencé a alejarme apresurando el paso cada vez más y sin mirar hacia atrás en ningún momento.

Luego de caminar perdido por varias horas, en medio del bosque una destellante luz blanca comenzó a aparecer frente a mí, esta se hizo más fuerte, extrañamente me sentía atraído hacia ella y me llenaba de paz al caminar hacia ella y cuanto más me acercaba el miedo, la angustia y el dolor se desaparecían.

….Y así es como la vida de miles de hermanos homosexuales terminan acecinados y tirados en las calles alrededor del mundo, donde al ser encontrados habrán muchas preguntas y pocas respuestas y simplemente pasan a ser parte de las estadísticas de casos sin resolver…porque a las autoridades policiales al parecer no les interesa resolver crímenes de maricones…

2 comentarios:

  1. ...y sé que es tan fácil morir que tiemblo solo de pensarlo...
    :S
    auch...

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  2. Un texto brillante, muy triste y realista (por desgracia). Es una pena que en nuestra sociedad actual sigamos viendo crímenes de este tipo. Esperemos que con el tiempo todo vaya a mejor...

    Un abrazo!!!

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