
Nueve de los diez gatos de mi casa estaban tristes pues tenían hambre, ya que días atrás se habían comido todos los ratones que había en la casa. Sin embargo uno de los diez gatos no podía parar de reír. Las carcajadas salían de su boca como si fueran una fuente o un manantial abundante e inagotable. Los 9 gatos tristes pensaron que este se estaba burlando de ellos y comenzaron a apagar sus risas con miradas hirientes, palabras perversas, espaldas afiladas y garras enloquecidas.
jaj que cachondo, no? pero no sabemos de qué se reía, jaaj
ResponderEliminarbezos.