domingo, 7 de noviembre de 2010

Senderos


Los senderos ya no eran luminosos, pero yo aun seguía avanzando entre los extraños caminos, muchos pararon su caminar cuando la eterna noche cayó en nuestras vidas sin previo aviso, todo se fue obscurecido, y la vida comenzó a desaparecer, yo corrí, tuve miedo y lloré.

Cierto tiempo de caminar mis piernas ya estaban temerosas de seguir su camino, mis lagrimas iban dejando su rastro a lo largo del camino por si yo decidía volver algún día, aunque no recordaba que apenas tocan el suelo estas se desaparecen, ¿y su rastro? Ya no hay rastro, ya no hay vuelta atrás.

Me prometiste que todo estaría mejor, me prometiste amor eterno, pero hoy siento que me apago para siempre entre promesas no cumplidas y restos de corazones rotos. Quizás no deba creer más en tus mentiras porque de nada me ha servido serte fiel y horrarte. Arrodillarme a tus pies, sacrificar mi bienestar con tal de tenerte a mi lado. Tu sonrisa ya comienza a sonar distante en mi cabeza, no sé si son recuerdos que he inventado o sueños que he tenido.

Me hubiese quedado en el camino con los demás, pero siempre me ha gustado estar solo cuando estoy melancólico y aunque sé muy bien que los senderos ya no son luminosos, la energía suprema me guía en mi caminar y ya no temo a la soledad ni a los fantasmas de los recuerdos pasados, mi desnudez no me avergüenza y mi mente ya libre de ideales y utopías insanas. Mi vida había sido tan falsa como debido a tantas mentiras que fui coleccionando en mi cabeza a través de los años que estuve a tu lado y que tu alimentaste con bellos susurros en mi oído.

No sé cuánto tiempo más durara mi caminar, no sé si caminare eternamente solo, como un convicto, quizá deba abandonar el camino y regresar a tu lado y cobijarme con tu sombra y tus mentiras.
Los senderos ya no eran luminosos, pero yo aun seguía avanzando entre los extraños caminos, muchos pararon su caminar cuando la eterna noche cayó en nuestras vidas sin previo aviso, todo se fue obscurecido, y la vida comenzó a desaparecer, yo corrí, tuve miedo y lloré.

Cierto tiempo de caminar mis piernas ya estaban temerosas de seguir su camino, mis lagrimas iban dejando su rastro a lo largo del camino por si yo decidía volver algún día, aunque no recordaba que apenas tocan el suelo estas se desaparecen, ¿y su rastro? Ya no hay rastro, ya no hay vuelta atrás.

Me prometiste que todo estaría mejor, me prometiste amor eterno, pero hoy siento que me apago para siempre entre promesas no cumplidas y restos de corazones rotos. Quizás no deba creer más en tus mentiras porque de nada me ha servido serte fiel y horrarte. Arrodillarme a tus pies, sacrificar mi bienestar con tal de tenerte a mi lado. Tu sonrisa ya comienza a sonar distante en mi cabeza, no sé si son recuerdos que he inventado o sueños que he tenido.

Me hubiese quedado en el camino con los demás, pero siempre me ha gustado estar solo cuando estoy melancólico y aunque sé muy bien que los senderos ya no son luminosos, la energía suprema me guía en mi caminar y ya no temo a la soledad ni a los fantasmas de los recuerdos pasados, mi desnudez no me avergüenza y mi mente ya libre de ideales y utopías insanas. Mi vida había sido tan falsa como debido a tantas mentiras que fui coleccionando en mi cabeza a través de los años que estuve a tu lado y que tu alimentaste con bellos susurros en mi oído.

No sé cuánto tiempo más durara mi caminar, no sé si caminare eternamente solo, como un convicto, quizá deba abandonar el camino y regresar a tu lado y cobijarme con tu sombra y tus mentiras.

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